NO DEJA DE SORPRENDERME

NO DEJA DE SORPRENDERME

No deja de sorprenderme la capacidad que tenemos para apoyar, alentar, sostener, proteger y comprender al otro, esa entrega, no deja de sorprenderme. Pensarás que cómo es posible que eso me genere sorpresa cuando en realidad es algo maravilloso, común, es lo que determina nuestra bondad, es algo bueno y que nos hace sentir bien, cuidar al otro es algo bueno. Y tienes razón, lo es, o no, depende, porque si no somos capaces de, todo eso que entregamos al otro, dárnoslo a nosotros mismos, entonces deberíamos de dejar de hablar de bondad, entonces deberíamos hablar de desconexión, de falta de amor propio, de condicionalidad, de necesidad, de reproche. Sí, reproche, porque cuando das al otro sin darte a ti, tarde o temprano le demandarás lo que le has estado dando y si no es a esa persona será a la vida, al Universo o a otro u otra que se cruce en tu camino. Dar con condición, necesita de devolución, dar al otro cuando tú te das a ti mismo es incondicionalidad, y esa, no hay que devolverla.

Cómo es posible que seamos capaces de desplegarnos como dadores de amor al otro y no hayamos desarrollado capacidad alguna para darnos ese amor a nosotros mismos. Cómo podemos ver la inocencia en nuestro amigo y en nosotros únicamente encontremos juicio. Cómo no puede generarnos sorpresa esa capacidad para ver al otro sin ni siquiera verle y esa incapacidad
para vernos a nosotros.
A mí sí, me genera sorpresa y unas ganas terribles de pedirte que por un momento, solo por un momento reflexiones sobre si todo eso que le estás dando, también te lo das a ti y te pido que en esa reflexión tengas en cuenta algo: tú no puedes dar nada que no te des a ti mismo y nadie te dará nada que no te des. Pronto hablaremos de esto.

La bondad es la inclinación del ser humano para hacer el bien y ahora recuerdo que todo el tiempo que no fui bondadosa conmigo, no pude serlo de corazón con el otro. En el fondo cuando daba, esperaba que algo o alguien me lo devolviera y ahora sé que nadie más que yo puede darme lo que necesito y entonces es cuando por obra y gracia de los reflejos, comienzo a recibir de verdad y sin necesitarlo. También pronto hablaremos de esto.

Almudena Migueláñez